Rodriguez? Calamaro? Nooo, Tequila!!!

 


 

 

La historia de "Tequila", por Raúl Melero.

Antes de empezar, ubiquémonos. 

Estamos hablando del año setenta y ocho, recién legalizado el Partido Comunista, cuando la FM, con apenas un lustro de vida, empezaba a apostar fuerte por la música más actual. También la televisión, que en años venideros dará cabida en programas como “Aplauso”, “Tocata” o “300 millones” a las actuaciones de los grupos de la llamada “movida”. 

El estreno "Fiebre del sábado noche" ha resultado todo un éxito y, por si no tuviéramos bastante con Iván y Pedro Marín, a Juan Pardo no se le ocurre otra idea mejor que apadrinar el debut de "Los Pecos".


Por supuesto que había rock 'n' roll, y grandes grupos como Burning, Leño o Asfalto (o cualquiera de los incluidos en el doble álbum Viva el rollo), pero aunque su carácter marginal y barriobajero no les impedía convertirse en grupos antológicos, sí les vetaba el acceso al gran público. También acababa de llegar a España Moris Birabent, autor de la más famosa versión de Blue suede shoes en castellano (Zapatos de gamuza azul) y del gran clásico Sábado noche, pero era demasiado mayor ya para convertirse en un ídolo de masas. Y en este preciso instante, entra en juego Tequila.


Durante un concierto de Paco Ibáñez en Buenos Aires en el año 1970, dos pipiolos que habían ido acompañando a sus madres, se hicieron amigos por coincidir en que aquello no era lo suyo. Sus nombres eran Ariel Rot y Alejo Stivel. Su rollo era el rock y por si fuera poco, a escasos metros de casa de Ariel estaba el local de ensayo de los hermanos Makaroff. Los dos proto-rockeros se pasaban las tardes hablando de sus futuros éxitos musicales y posando ante el espejo, como recuerda Cecilia Roth, hermana de Ariel y ex mujer del también cantante Fito Paez.
Llegó el año 76 y la dictadura militar de Videla, y las familias de los chiquillos deciden con buen criterio emigrar a España. Ambas familias pertenecían a un círculo social de judíos progresistas (sus apellidos reales eran Stivelberg y Rothemberg), motivo más que suficiente para cruzar el charco. De esta forma, con apenas dieciséis años, Ariel y Alejo comenzaron a frecuentar los antros rockeros de la capital del reino y a disfrutar de conciertos de Ñu, Asfalto o la Spoonful Blues Band.


Después de un concierto de esta última banda, los osados porteños decidieron acercarse al bajista de aquel combo para ofrecerle las composiciones que ellos dos habían preparado. Aquel ofrecimiento cayó en saco roto en un primer momento, ya que aquellos dos pibes porteños no ofrecían demasiadas garantías. El gran misterio respecto a ese personaje no es por qué apenas un par de meses después llamaba a Ariel para que hiciera una prueba para entrar en la banda, si no si realmente su nombre era Felipe Lipe.
En aquella banda también se encontraban Julián Infante, un guitarrista tremendamente carismático que tuvo el privilegio de presenciar el concierto de los Beatles en Madrid, y un batería apodado “el Oso”. Alejo no tardó mucho más en entrar en la banda y, tras la marcha de “el Oso” al servicio militar (lacra de casi todas las bandas de la época) y la inclusión de Manolo Iglesias, la formación quedó completa. Decidieron cambiar su nombre por el de Tequila.


La banda incluso consiguió una actuación en el Un, dos, tres, en la que Ariel ofició de voz solista y que se recuerda cómo una chapuza inmensa por ambas partes. Pero ya se hablaba mucho de ellos, así que Mariscal Romero pensó que quizá sería buena idea grabar un single a aquella banda aprovechando que acaba de inaugurar Chapa, su propio sello discográfico filial de Zafiro. El single lo compondrían Necesito un trago en la cara A y Buscando problemas en la B. Pero Zafiro consideró que el potencial de la banda era enorme y que en la modesta Chapa se iba a desaprovechar, así que se tomó la decisión de que grabarían en Novola (sello donde los Brincos grabaron sus éxitos) con Luis Cobos tocando el saxo. Así se gestó Matrícula de honor (Novola/Zafiro, 1978).

De ese disco destacan sobre las demás Necesito un trago y sobre todo Rock ‘n roll en la plaza del pueblo, que se convirtió prácticamente en un fenómeno social. Reflejaba el cambio entre la España de charanga y pandereta y el nuevo país emergente que ansiaba la modernidad. Y por fin el rock 'n' roll en España tenía un grupo que, sin alterar su estilo, podía llegar al gran público y a ser portada de la Súper-Pop. Realmente a lo largo de su carrera Tequila se movió a ambos lados de la línea, pasando de tocar en conciertos para niñas a compartir cartel con Miguel Ríos, Ultravox o Blondie. Pese a todo, Mariscal Romero no dudará en hacer campaña contra ellos por lo que considera una traición.

Después de la grabación de este primer disco, Tequila oficiaría de grupo de acompañamiento en el legendario Fiebre de vivir de Moris. El rockero argentino jugaba a lo mismo que los Tequila, con lo cual la elección del grupo de sus compatriotas, cuya fama y prestigio subía como la espuma, era la elección más acertada. Fue también en ese momento cuando Gay Mercader entró como manager de la banda, tras volver de una gira con los Rolling Stones.


Quizá para callar las voces críticas, los muchachos de Tequila se encerraron en su local de ensayo (una chabola en mitad de Arturo Soria) para dar forma a lo que sería su siguiente disco al que llamarían Rock 'n' roll (Zafiro, 1979). Entre porro y porro (Calamaro no se suele equivocar cuando escoge compañeros de viaje), dieron a luz Quiero besarte (las letras marcadamente sexuales eran marca de la casa), Me vuelvo loco o Hoy quisiera estar a tu lado. En este disco también se incluirían versiones de Rock del ascensor de los hermanos Makaroff y Mr Jones del pope del rock argentino Charly García, versiones que Rot e Infante retomarían en su etapa de Rodríguez.

“En ese aspecto, Tequila nos malacostumbró bastante” afirma Ariel Rot con razón, pues a partir de ese momento empezó lo que ellos siempre habían soñado : Vivir el rock ‘n roll way of life de sexo, drogas y rock 'n' roll. Y es que, como afirmaba el crítico musical Diego Manrique, Tequila “desvirgó la España de la época en más de un sentido”.

Para grabar su tercer álbum, los chicos deciden marcharse a Londres para co-producir su nuevo Long Play con Meter McNamee. El álbum llevaría por título Viva! Tequila! (Zafiro, 1980), y a pesar de los grandes temas como Mira a esa chica, Dime que me quieres o Qué el tiempo no te cambie (los chicos se hacen mayores y su música más personal), el disco no llega al nivel de ventas esperado pese a que quizá sea el mejor trabajo de la banda en cuanto a producción y composición.


Llega el año 1981 y con él la peor aventura en la que se embarcó jamás Tequila. Alguien llega a la productora diciendo que en Japón hay muchas ganas de lanzar al grupo y ellos aceptan reunirse con los nipones en Londres (había miedo ante la crisis del aceite de colza) sin asesoría de nadie, para finalmente aceptar un despropósito de disco tal que incluso versionaban a Leif Garret, confiando en que cuando tuvieran éxito en la tierra del sol naciente pudieran grabar lo que les diera la real gana. Los diez mil ejemplares de Viva! Tequila! (Zafiro/Nipón Columbia , 1981) resultaron muy pocos para el gran mercado oriental.

Y como a perro flaco todo son pulgas, por si fuera poco les revientan el local de Arturo Soria y les roban. Con la nueva influencia de The Clash, vuelven a Inglaterra para grabar Confidencial (Zafiro, 1981), que tampoco consiguió llegar a las expectativas esperadas pese al despliegue publicitario y a temas como Salta o Nena. Curiosamente los dos últimos discos oficiales de la banda se consideraron fracasos pese a contener muchas de las canciones de Tequila que mejor han soportado el paso del tiempo.




Y aquí se acabó la andadura de la banda. Por un despiste olvidaron enviar la carta que detuviera la renovación automática de su contrato con Zafiro, con lo cual esta renovó el contrato de manera unilateral. Además, la discográfica había registrado el nombre de la banda como propio, en un alarde de malicia empresarial. La banda ya prácticamente no existía y Ariel Rot decidió hacer como Paul McCartney y largarse de la banda en vista del patético cariz que estaba tomando el asunto, dejando a Julián y Alejo en mitad de la grabación de la maqueta de lo que iba a ser su nuevo disco.

Pese a que comercialmente seguía siendo una banda poderosa, a efectos prácticos se caía a trozos. A causa de sus problemas con las drogas, Manolo había abandonado la banda y Felipe debía ser constantemente sustituido por Alex de la Nuez en los conciertos y alguna grabación. Julián Infante, un pedazo grande de la historia del rock en España como de manera justa lo definió Calamaro, también compartió adicciones con sus compañeros. Desafortunadamente, son Alejo y Ariel (que tardaron seis años en hablarse tras la disolución de la banda) los únicos ex Tequila que permanecen con vida.
Tras la disolución de la banda, Ariel sacó un par de discos en solitario (Debajo del puente en 1984 y Vertigo en 1985) que no tuvieron la misma repercusión que sus discos con Tequila y Julián anduvo con la mitad de las bandas de rock del país, colaborando por ejemplo con Glutamato ye ye o los Pistones. En el año 1988 comienzan las colaboraciones entre Ariel Rot y Andrés Calamaro, hasta que en el año 1990, Ariel convence a Andrés de que arrive en España y se una al proyecto que había ideado con su antiguo compañero Julián Infante. Andrés aceptó y poco después se convirtieron en Los Rodríguez. Por su parte Alejo Stivel actualmente es productor habitual de grupos como M-Clan, habiendo producido también a Sabina (por quedarnos con lo bueno).


La existencia de Tequila pareció borrarse súbitamente de la memoria colectiva, pese al gran éxito que gozó la banda en el corto periodo de vida que tuvo, algo que parece repetirse a lo largo de la carrera musical de Ariel Rot. El gran éxito de los Rodríguez a principios de los 90 pareció hacer resurgir el espíritu de Tequila y se sucedieron los discos recopilatorios y los homenajes (con alguna versión francamente prescindible, como siempre es estos casos). Es justo reconocer que Tequila fue el primer fenómeno mediático del rock 'n' roll en España y que fue germen de bandas posteriores. En cierto modo, Tequila nos enseñó cómo se hacía el nuevo rock 'n' roll en castellano